¡Mo..ti…va…ción! Un término que dentro del mundo laboral es muy recurrido pero verdaderamente difícil de aplicar. ¿Qué es la motivación laboral?, ¿Podemos realmente motivarnos en un trabajo que odiamos? Hoy vamos a tratar este tema y verás cómo es posible, al menos, lograr mejorar tu situación.
Partiremos desde el inicio, asumiendo que actualmente en el trabajo no estás a gusto y cada mañana cuesta un poco más acudir a tu puesto. Los motivos pueden ser variados; desde una mala relación con los compañeros, una sobrecarga de tareas o simplemente un desprecio constante hacia tu persona.
Sin embargo, lo que sí podemos asegurarte desde ya mismo es que las actitudes derrotistas y pesimistas no son las que te van a conseguir solucionar el problema. Todos conocemos el burnout y sus consecuencias, sabemos que llegado a esos extremos es probable que tu salud se resienta, algo preocupante que debemos evitar a toda costa.
La motivación laboral, qué es y por qué resulta tan importante
¿Recuerdas los primeros días de trabajo?, ¿Cómo trabajaste aquel día que recibiste una buena noticia? Las personas funcionamos por medio de las recompensas. Si tenemos un objetivo y estamos convencidos de ir a por él, nos motivamos fácilmente para lograrlo.
Cuando vemos que nuestro esfuerzo está siendo recompensado, lo damos todo. Cuando nos valoran y agradecen el esfuerzo empleado, nos alegramos. La motivación laboral es precisamente eso, las ganas de seguir creciendo, avanzar, rendir y hacerlo con la mejor predisposición posible.
Una persona motivada rinde el triple, pero esa motivación no puede ser siempre dependiente de factores externos al trabajo ni perpetua en el tiempo si no se cuida y mantiene. Es decir, además de poner de tu parte a nivel emocional, tendrás que hacer todo lo posible por reconfigurar tu percepción sobre tu actual situación laboral.
Acudir a tu oficina malhumorado/a o con ganas de hacer pocos amigos es síntoma de que algo no funciona bien. Pero hay que solucionarlo y poner empeño en ello, de lo contrario el rendimiento baja, el compromiso con la empresa desaparece y tu estado anímico pasa a ser crítico.
La desmotivación es peligrosa y contagiosa
Trabajar de cara al público puede ser una experiencia de lo más peculiar, sin embargo, a nadie le gusta ser un saco de boxeo donde soportar malos modales e insultos. Quiénes han trabajado en un mostrador saben perfectamente que este tipo de situaciones son de lo más habituales.
Aunque a nivel personal tu vida sea un éxito, trabajar con confrontaciones constantes puede pasar factura si no cambiamos el chip. La percepción de tu situación laboral se vuelve pesimista y tu estado anímico pasa a adoptar una postura de frustración absoluta.
Cuando aseguramos que la desmotivación es contagiosa es porque la vida nos ha demostrado que trabajar con gente pesimista hace que nos amarguen el día. Trabajar con personas malhumoradas hace que terminemos también desquiciados, tanto con ellos como con el resto de la humanidad.
Por lo tanto, prepara tu bloc de notas porque a partir de ahora vamos a meternos de lleno en la motivación laboral, en conseguir revertir la situación que actualmente te quita el sueño y así permitir que rindas más mientras eres más feliz.
Consejo 1: El trabajo no debe acostarse contigo en la cama
Cometemos el error de llevarnos el trabajo a casa, lo que impide que podamos desconectar de las obligaciones profesionales ni concentrarnos en otros aspectos más importantes como dedicar tiempo a la familia, pareja o simplemente salir a pasear.
Debes aprender a diferenciar una cosa de la otra, te irá mucho mejor. Si tienes que apagar el teléfono o quitar los datos para dejar de recibir emails, hazlo. Ese tiempo que dedicas no está remunerado y es una de las causas por las que muchos terminan hastiados de sus trabajos.
Consejo 2: A grandes problemas, grandes soluciones
Y no precisamente lo decimos para que te comprometas a solucionar todos los problemas de tus clientes. Quizá el problema principal lo tenga la empresa, que trata de sobrecargar tus obligaciones para aprovecharse de que, hasta hoy, has cumplido con todo a costa de perder años de tu vida.
Si hay un problema, se busca solución. Quizá a la empresa no le guste, al cliente tampoco, pero al final debes mirar por ti en la medida de lo posible. Si no das abasto, es el momento de mentalizarse de que, a no ser que la empresa ponga de su parte, tú harás hasta donde puedas. Lo demás, para mañana.
Consejo 3: Trabajas para vivir, no al revés
Muchos creen que la vida consiste únicamente en trabajar, por encima de cualquier otra cuestión. ¡Error! La mayoría de trabajadores que recurren a este planteamiento tan equivocado terminan decepcionados con la respuesta y reconocimiento que reciben a cambio.
Vas a trabajar para ganar un salario que te permita, además de pagar las obligaciones, salir a pasear y disfrutar con tus seres queridos. Necesitas el dinero para eso, para ganar en calidad de vida. Olvídate de trabajar horas extra, por las noches y días libres no remunerados para solucionar los problemas de otros.
Seguir por esta vía autodestructiva e ignorar este consejo te conducirá casi con total seguridad a la frustración absoluta, perdiendo el interés por seguir un día más en ese trabajo y con graves problemas de autoestima.
Consejo 4: Si no te gusta, vete
Nadie te retiene en tu puesto de trabajo. Si no ves otra forma de solucionar el problema, recurre a la más drástica: marcharte. Y si la empresa recapacita y te ofrece mejores condiciones, pues te lo piensas.
A veces nos convencemos de que el trabajo que tenemos, por penoso y mal pagado que sea, es el único que vamos a conseguir en la vida. Y eso es cometer el mayor error que te puedas imaginar. Nos estaremos limitando y condicionando el resto de la vida laboral a la desmotivación total.
Pon de tu parte, muévete, coge el currículum, quítale el polvo y edítalo para que sea el mejor de todos. Haz de tu experiencia una ventaja y abre nuevas oportunidades buscando ofertas de trabajo que se ajusten a tus gustos y preferencias.
Consejo 5: Trabaja por objetivos y siendo objetivo
Es decir, marca metas y pequeños logros que puedas ir consiguiendo, independientemente del tipo de trabajo que tengas. Busca razones por las que tu rendimiento aumente a la vez que la motivación por el trabajo.
Y lo más importante, no es necesario que te conviertas en un robot carente de sentimientos, pero quizá sí sea buena idea apartarlos un poco y tratar de empatizar menos con tus clientes. Sé agradable y resolutivo, pero no te lleves sus problemas a casa.
Muchos pecamos de empatizar en exceso. Muchas personas desean que te involucres tanto como para resolverles el problema. La mayoría de ellos te habrán olvidado en unas horas, pero tú habrás acumulado un estrés y sobreesfuerzo que quizá repercuta en el siguiente cliente. Y así sucesivamente. ¡Es un trabajo!
No renuncies nunca a ser feliz
Ni en el trabajo ni en la vida personal. La motivación laboral necesita alimentarse de una vida sana, tanto a nivel emocional como físico. Por lo tanto, mantente siempre activo/a y en constante evolución.
Si no te mueves, no verás las oportunidades que tienes a tu alrededor. Y si necesitas que te muestren el camino, pide ayuda. Un coach laboral podría ser uno de los mejores recursos a tener en cuenta.
Si no eres feliz en el trabajo, pon todo de tu parte por revertir la situación. Un compromiso profesional no puede ser la razón por la que te cueste tanto dormir e impida que seas la persona que eras.