compañero tóxico

Problemas en el trabajo; el compañero tóxico

El otro día pusimos el punto de mira en el jefe tóxico, una de las figuras que más daño hacen al trabajador y sus aspiraciones. Hoy lo haremos con el compañero tóxico. Personas que, como tú y como yo, van todos los días a trabajar y, de forma completamente incomprensible, generan un ambiente tan tóxico que resulta una odisea realizar la jornada laboral.

¿Quiénes son?, ¿Cómo podemos identificarlos?, ¿Qué aspectos comparten todos ellos y por qué actúan de esa forma? El compañero tóxico, al igual que el jefe, merecen una publicación en forma de libro, con tomos y en partes ¡Y aun nos quedaríamos cortos!

Sus acciones, comportamiento y actitud de cara a las relaciones profesionales dejan mucho que desear, pero ¿Son así con todos los demás empleados?, ¿Seleccionan sus objetivos? Hoy veremos algunas de las razones por las que nos hemos animado a hablar de esta figura tan común y peculiar.

Lo que NO es un compañero tóxico

Que una persona sea fiel a sus principios y leal a la filosofía de la empresa no la convierte en un compañero tóxico. Antes de empezar a desgranar este tipo tóxico, debemos hacer una diferenciación importante porque muchos aprovechan estas definiciones para etiquetar como tóxico a cualquiera que no siga sus ideas.

  • No es tóxico aquél que te reprocha las tareas que tú no estás haciendo.
  • No es tóxico el compañero que te recrimina una dejadez de tus responsabilidades.
  • No es tóxica una persona que te corrige cuando sabes que tiene razón.
  • No es tóxica una persona que es sincera y no miente por ti.
  • No es tóxico aquél que no sigue tus principios ni persigue tus metas profesionales.

A menudo tomamos al compañero de trabajo como una persona que debe mantener siempre una actitud protectora con nosotros, que debe empatizar y encubrirnos en caso de realizar alguna acción no permitida dentro de la empresa. ¡Error!

Siento decirte que, si hasta ahora pensabas así, quizá te convenga replantearte la idea de que el tóxico podrías ser tú. Tus compañeros no tienen por qué cargar con tus errores ni dar la cara siempre por ti.

Recuerda que estás en el trabajo, no en familia y, aunque muchas veces creemos grandes amistades que nos llevaremos para toda la vida, no pueden fundamentarse únicamente en si esa persona merece nuestra amistad por habernos encubierto y participado en nuestra dejadez profesional.

Si llegas tarde al trabajo, que te hagan un favor puntual es de agradecer, pero si se convierte en una tónica habitual, no esperes que los demás trabajen por ti. Si no realizas tus funciones como es debido, tampoco creas que es tóxico aquél que se ha quejado por verse afectado ante tu ineficiencia. ¿Ves la diferencia?

Las personas tóxicas son mucho más peligrosas

Hay personas que, de forma inexplicable, mantienen siempre una actitud hostil y desafiante con cualquiera que consideren un rival. El problema es que son todos considerados como amenazas, por eso tratan siempre de estar alerta y desconfiar de cualquiera.

Un compañero tóxico podría ser esa clase de persona que, por un determinado motivo, adoptan una actitud totalmente falsa en público. Aprovechan la amistad para lograr sus objetivos profesionales y no dudarán en mostrarte una sonrisa aunque no la sientan. No les importa en absoluto el daño que generan.

Por norma general, hablamos de personas sumamente egoístas y con cierta tendencia a la mentira, ya que normalmente tendrán que recurrir a ella para seguir manteniendo su rol dentro de la empresa. Por fortuna para nosotros, se suelen delatar por sí solos en poco tiempo.

Un compañero tóxico podría ser delatado en un plazo de tiempo realmente corto, siempre y cuando sepamos cómo debemos tratar con ellos y qué decirles. A menudo, las sorpresas suelen venir cuando acabamos de incorporarnos a un nuevo puesto de trabajo, donde todavía no conocemos ni el entorno ni a los compañeros.

Su peligrosidad es alta, ya que no dudarán en utilizar tus fallos para hacerse notar. Emplearán todas las herramientas que tengan a su mano para desprestigiar tu trabajo. Y no suelen conformarse con el plano profesional, ya que también aportan datos e información, falsa o no, sobre aspectos de tu vida personal.

¿Cómo podemos detectar a un tóxico en la empresa?

Normalmente, el resto de la plantilla conoce perfectamente qué clase de persona es cada uno, por lo que no tardarás en darte cuenta de aquellos que son más señalados. Aunque se les suele hacer un vacío generalizado, permanecen en la empresa por algún motivo, por lo que no trates de hablar mal de ellos, y menos a tus superiores. ¡Quizá esté siendo protegido!

La forma más sencilla de desenmascarar a un compañero tóxico es ofreciéndoles un poco de confianza, dándoles algún motivo menor por el que sepas que, de una forma u otra, sabrías que han sido ellos. Por ejemplo:

  • Puedes avisarle de que mañana llegarás 5 minutos tarde. Después sabrás que has adquirido fama de llegar siempre tarde a trabajar.
  • Puedes simular que has reducido el ritmo de trabajo y comprobar cómo alguien vendrá mañana a tu mesa para tratar de pedirte aquello que no hiciste. Por suerte para ti, claro que lo hiciste.
  • Inventarte alguna situación personal negativa y comprobar cómo es conocida por todos en cuestión de días.

Aun así, ellos mismos se encargarán de poner mentiras, argumentos y teorías en público para tratar de ponerte en evidencia. Lo más importante no es tratar de localizarlos, sino hacer siempre tus tareas con total profesionalidad para que no tengan ningún motivo por el que puedas quedar al descubierto.

Pero no te quemes, no padezcas por ellos porque al final, solo atacan a quiénes les hacen caso. El compañero tóxico es dañino solo durante un tiempo. Una vez descubierto, salen corriendo a por otra presa. Tan solo debes asegurarte de no darles motivos para que vuelvan a poner su atención en ti.

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