No nos hemos calentado mucho la cabeza con el título, lo sabemos. Pero lo cierto es que para este texto no necesitamos suavizar mucho los términos si lo que pretendemos es crear conciencia y tratar de mostrar la realidad que muchos sufren. Confundir ser un buen trabajador con uno comodín es mucho más frecuente de lo que imaginas.
Y vaya por delante que utilizaremos el término “comodín” de un modo cariñoso y sin ánimo de ofender a nadie, pero ¿Sabrías definir cuál es el papel de cada uno dentro de la empresa?, ¿Tienes bien definidas las diferencias que los separan?
Hoy veremos el perfil de un trabajador efectivo, una persona comprometida y eficiente dentro de la empresa. Así como también analizaremos qué significa ser el empleado comodín y por qué debemos extremar las precauciones para no caer en el engaño.
Aclaremos qué significa ser un buen trabajador
Si tuviéramos que crear una lista de atributos del empleado perfecto para una empresa, ¿Cuáles crees que serían? En un ejercicio conjunto entre directivos y empleados veríamos que las respuestas varían notablemente dependiendo quién responda.
Nosotros, que somos parte del grueso de empleados normales y felices, ¿Qué crees que debería tener un trabajador para ser considerado como un buen empleado? Seguro que por tu mente ronda la eficiencia en lo que hace, la implicación, su carisma y el tiempo que invierte en la empresa.
Y no vamos desencaminados pero, ¿En qué proporción? Ceñirnos a nuestro horario, en muchas ocasiones, provoca reacciones negativas por parte de muchos superiores. Según ellos, la implicación no es total si cortamos a nuestra hora y nos marchamos a casa. ¿Es correcto esto?
Todos tenemos experiencias relacionadas con este aspecto, tengas o no trabajo actualmente, este tipo de situaciones y comportamientos han de ser analizados y tratados para obtener una imagen correcta de lo que pretendemos ser para la empresa y lo que debemos hacer si queremos que nos valoren correctamente.
Aspectos que definen al buen trabajador
Y ahora que sabemos que entre empresa y trabajadores este concepto dista mucho de ser definido igualitariamente, ¿Qué te parece si hablamos directamente del buen trabajador? Vamos a ver cuántas de estas conductas se asemejan a tu perfil.
- Puntualidad. Un buen trabajador presume siempre de ser una persona puntual, es decir, llega al trabajo a su hora y no necesita ser el primero para llamar la atención.
- Eficiencia. De nada sirve llegar el primero si el tiempo productivo se reduce a la mitad por culpa de las distracciones. No es necesario ser una máquina, pero sí hacer útiles las horas invertidas en tu puesto de trabajo.
- Compromiso. Suena extraño, pero en este caso le daremos la razón a la empresa. Un trabajador ha de sentirse identificado con la marca que representa, sea el trabajo que sea. Si trabajamos por una empresa, ésta debe sentirse como nuestra.
- Trato. Independientemente del puesto que tengamos, un buen trabajador ha de diferenciarse del resto por ofrecer siempre la mejor de sus versiones, tanto de cara al cliente como para el resto de compañeros. Actitud motivada y positiva.
- Comunicación. La comunicación es esencial para ser efectivos dentro de una plantilla. Mantener siempre abierta la puerta a nuevas ideas, promoverlas y estar en contacto con los superiores, así como el resto de compañeros.
Son aspectos básicos, pero que en algunas plantillas brillan por su ausencia. En muchas ocasiones ser amable implica ser un “pelota”, en otras llegar puntual significa no tener vida personal y comprometerte con la filosofía del negocio da a entender que quieres heredar el negocio.
Sea como fuere, ser un buen trabajador requiere de unas habilidades que cuesta mucho mantener, más si cabe cuando el entorno no ayuda. No es de extrañar comprobar cómo muchos de tus compañeros tratarán de minimizar siempre las virtudes de los demás si éstas provocan resaltar sus carencias.
Ahora bien, resulta tremendamente complejo mantener este nivel cuando el trabajo que realizas no te motiva en absoluto. Ya hemos hablado del burnout y sus consecuencias, por eso es fundamental estar cómodos en el puesto actual.
El empleado comodín, la excusa perfecta de la empresa
Si tienes la oportunidad de hablar con alguien que actualmente dirija empleados, sean directivos o hayan creado una empresa, pregúntales sobre la conveniencia y necesidad de contar siempre con empleados de este tipo. ¡Existen! Y en muchas ocasiones, son tan necesarios como el empleado productivo.
Un empleado comodín se caracteriza por ser la figura que, de una forma u otra, asume tal carga de trabajo que, mientras sus fuerzas aguanten, es capaz de soportar un volumen de trabajo superior al de cualquier otro.
El empleado comodín es aquél que suele ser tremendamente efectivo pero que, sacrifica todo lo que tiene en pro de la empresa. Y ésta lo sabe, pero confía plenamente en que podrá soportarlo un buen tiempo dadas sus circunstancias.
Llega antes, se va el último. Realiza tareas que no le corresponden y apenas desconecta. Es el más servicial de todos los empleados y, aunque las motivaciones de cada uno son completamente variadas, el empleado comodín suele ser una de las bases de las empresas, aunque éstas no lo valoren como es debido.
Muchos utilizan el componente psicológico para retener a este tipo de trabajadores, sabiendo que necesitan el trabajo y que no opondrán resistencia a cualquier petición por parte de sus superiores. Otros, lo hacen simple y llanamente porque tienen tan claros sus objetivos que asumen sufrir este periodo.
Hagas lo que hagas, te van a criticar. Equilibrio es la clave
Si somos amables con nuestro entorno, nos van a criticar. Con las aspiraciones personales, también. Si vivimos en la desgana y nos quejamos, también. Y hagamos cualquier otra cosa, seguiremos siendo la diana de algunos.
La clave reside en el equilibrio. En saber ceder hasta donde consideras que es lógico, así como mantener siempre una actitud que ante todo superponga tu integridad por encima de cualquier otra cosa. No todo es válido con tal de ganar un sueldo a fin de mes.
A la empresa le gusta contar siempre con personas altamente efectivas y con grandes muestras de implicación por el negocio. Cuanto más lo hagamos, mejor para ellos. Sin embargo, es vital establecer una serie de límites para evitar que su sorpresa por tu rendimiento se convierta en una exigencia.
Haz tu trabajo lo mejor que puedas, sé amable y trata de buscar siempre la parte positiva de todo. Pero ten mucho cuidado con decir Sí a todo lo que te propongan, ya que estarás haciendo méritos para pasar a formar parte del grupo de trabajadores que precisamente no nos interesa.
El comodín es muy útil, hasta que deja de serlo. Normalmente dura más que el resto de empleados, dada su implicación y alta disponibilidad. Pero que no te quepa duda de que terminarás siendo desplazado e ignorado para cualquier promoción interna, ya que habrán descubierto una joya en tu puesto de la que no querrán desprenderse.
Totalmente de acuerdo. Lo sufri por más de 25 en la entidad donde laboré y me entregué en cuerpo y alma. De hacer tantas cosas complicadas conocí mucha gente y aprendí un montón…..Cua do había algo complicado y tedioso allá me brindaba…algunos llegaron a decime “yo me ocupo”, frace q usaba cuando me brindaba a hacer algo q nadie quiera. Al final del cuento…cuando fui creciendo pues obviamente tenía resultados el primer error q me encontraron lo convirtieron en pretexto….y adiós.
El mucho abarca…poco aprieta. Aprendí mucho pero maestro de nada. Creo q hay q trazarse una meta y salir adelante y saber q al final eres una persona en una organización. Evita las actividades que te distraigan de tus responsabilidades y objetivos. Siempre las habrán. Concéntrate y logra un equilibrio con todas las cosas q también son necesarias como familia, descanso, superación, etc. Suerte.