Una de las principales preocupaciones a la hora de renunciar al trabajo es la forma en la que lo debemos hacer. Es evidente que en cada caso tendremos diferentes motivos para actuar de una forma u otra. Y, en muchas situaciones el portazo sin despedirse parece ser lo mínimo que podemos hacer.
Sin embargo, ya te adelantamos que no debes dejarte llevar por la ira ni las malas formas. Marcharte de tu empresa no tiene por qué suponer una declaración de guerra entre ambas partes. Nadie sale beneficiado de ella.
Hoy veremos los motivos que te pueden llevar a tomar esta decisión, así como las posibles opciones que tienes de cara a despedirte sin necesidad de armar follón. Si te encuentras en esta situación, deja que te contemos un par de cosas.
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Renunciar al trabajo, ¿Estás seguro/a?
Antes de tomar cualquier iniciativa, ¿Estás completamente seguro de que no hay otra opción antes que dejarlo todo? Puede que tengas una nueva oferta de trabajo sobre la mesa o estés sufriendo el síndrome del trabajador quemado, popularmente conocido como burnout.
Sin embargo, quizá puedas aprovechar un último cartucho para poner las cosas sobre la mesa y exponer los motivos que te están conduciendo a tomar esta decisión. Puede, y solo puede, que la empresa rectifique su postura y conducta para conceder alguna de tus demandas.
No entraremos en si son justas o no dichas exigencias, asumimos que todos somos responsables y cualquiera de ellas está más que justificada. No obstante, no viene nunca mal analizar cuál es la situación y qué motivos nos están incitando a renunciar al trabajo.
Si no hay más remedio y consideras que tu salida es la única opción, adelante. En CvTop no somos defensores a ultranza de mantener un puesto de trabajo en el que te sientes infravalorado o directamente explotado/a.
Quiero dejar el trabajo, ¿Qué hago?
Si hemos agotado todas las vías o tenemos una nueva aventura profesional esperándonos, lo mejor que puedes hacer es marcharte sin hacer ruido. Independientemente de que merezcan una reprimenda o no, debes saber que la vida da muchas vueltas y quizá en el futuro necesites volver a llamar a esa puerta.
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Informa a tus superiores de tu marcha, crea una carta firmada de tu puño y letra avisando con una antelación mínima de 15 días. Esta es la única forma legal para poder hacer las cosas bien, aunque recordamos que los motivos que te han empujado a tomar esta decisión pueden ser infinitos.
Dejar constancia de esta acción que vas a emprender es también un motivo para que la empresa comprenda que tus intenciones son reales. Algo que, sin lugar a duda, podría motivarles a ceder y sentarse a hablar contigo.
El resto es sencillo, ya que tu declaración firmada informando de tu marcha es más que suficiente como para, llegado el momento, dejar tu puesto de trabajo y salir por la puerta sin crear conflicto. No podrán recriminarte absolutamente nada, y si lo hicieran, tienes todo a tu favor para ignorarlos.
Las malas formas no son nunca justificables
Es probable que por tu mente hayan pasado infinidad de formas perversas para renunciar al trabajo y dejarlos en la estacada. Sin embargo, recuerda que no ganas nada y la sensación de venganza se evaporará en el momento en el que tengas otro trabajo donde sí te sientas cómodo.
A no ser que la lotería haya llamado a tu puerta, evita siempre salir corriendo sin previo aviso. Y no lo decimos por dejar colgada a la empresa, sino por el resto de compañeros. Lo más probable es que tengan que asumir una carga extra en su jornada hasta que la empresa encuentre tu reemplazo.
Además, debes dejar claro que posees una mayor educación. Te marchas por diversos motivos, pero lo haces porque aspiras a algo mejor, demuéstralo con tu despedida. Aunque la empresa no sea merecedora de ello, hazlo por tu tranquilidad.